viernes, 26 de enero de 2018

La dama de la montaña

La dama de la montaña
está en su cabaña esperando por mí.
¿Qué me querrá mostrar? ¿Qué me querrá decir?

Las noches son demasiado frías,
los días son demasiado ardientes,
la primavera llega por fin.

La dama de la montaña
espera como una flor más a salir.

Sabe que yo soy
como una raíz
aguardando largamente al calor para surgir.

La dama está deseando
darse como un palito al que me pueda asir
tan pronto yo brote,
la dama me quiere asistir.

Ella señala a las estrellas, y me dice
¡hete aquí!
¡heme aquí!
Tú eres la Copa
y yo soy la Virgen que va a volcar zumo en ti.

Yo observo
que soy la Copa sobre la Hidra
y que esta me quiere llevar con sí.

Ella lo observó desde el principio de los tiempos
y vino a por mí.

La dama de la montaña quiere salvar al mundo
pero sabe que sola no lo puede conseguir.
Me vio y vio tantas cosas
desde mi origen hasta mi extinguir.

La dama tiene al cielo entero en sus ojos.
Más cielo del que puedo contemplar desde aquí.
En su mirada están la Virgen y la Copa,
y la Hidra,
y la Ballena, y el Águila, y el Delfín.

Si me mira durante un largo rato,
siento que dejo de existir.

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