Cuando necesito ver belleza,
cuando estoy enfriada,
mojo la sola punta de mi dedo y
pongo una gotita de agua
sobre la pantalla del móvil.
La misma se vuelve un ópalo a la luz sentada
y yo me quedo mirándola
hasta que es evaporada entre yo y el calor de su cama.
Para conciliar el sueño
salgo a la ventana
y busco ver algo bello entre la pesada poalla.
Cómo se vuelven ámbares a la luz de la farola
las piedrecitas del asfalto mojadas.
Cómo se recorta en la ropa de cama
la proyección azulada del televisor sin voz.
Ver las luces de la ciudad sin gafas
para hacer un bokeh.
Vuelvo a la conversación que terminó hace horas y leo
la mejor palabra
y la vuelvo a leer.
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