Te partí en dos la cara.
Eras tan bonita,
yo ansiaba
quererte.
Pero tuve que hacer
estallar las ventanas,
aflorar tu sangre
afuera de la piel.
Eras tan prometedora,
yo ansiaba
poseerte.
Pero tuve que empujarte
al vacío.
Te vi caer,
inarticulada
muñeca, cientos
de pisos hasta
salpicar las aceras.
Te disolviste
en espuma de mar.
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