Mariposa y yo
acostadas en el fondo del mar.
Desde la costa nos contemplo,
desde el acantilado, mientras la luz se va.
En esta noche, mariposa, en esta misma noche quiero llegar.
No quiero que el sol me vea tardar un día más,
porque me avergüenza. Por eso, procurando la oscuridad,
quiero que todes cuantes me aman me puedan borrar
del cuaderno donde me han dibujado, y quiero
como tú transformar la cara
que el agua nunca puede lavar.
En lo que recorran la cueva los astros con sus antorchas, esta misma noche,
antes de que salgan a zambullirse en el océano celestial,
quiero desenredar todas mis venas
y la misma sangre que me insufla color renovar.
Quiero ponerme el mismo nombre, mas estrenándolo
como a una camiseta nueva igual a una que solía llevar.
¿Y qué cambia así, mariposa?
Quizás es que no quiero cambiar.
Quizás solo quiero ser como tú,
y serenamente, despojar-
me de mi piel, y volver a ser yo misma una vez más.
Ser nueva, y no distinta.
Ser irreconocible excepto para quien yo me desee revelar.
Y ser otra vez la del polvo, la del mar,
la de las manzanitas anisadas,
las costuras bien planchadas,
la noche, los pinos y el cian.
¡Esa misma!
Solo que una vez más.
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