Cuando el día se caía, pero todavía
no del todo, se encendió en la calle
la primera farola.
Se encendió por sí sola.
Como programada para oír los pasos
Se encendió por sí sola.
Como programada para oír los pasos
de la noche aún
desde la lejanía.
Yo nunca me había
Yo nunca me había
parado a pensar en que esas cosas
me sucederían
a mí.
Pronto la noche, con sus sonoros tacones
a mí.
Pronto la noche, con sus sonoros tacones
con cuyas reverberaciones yo
siempre me divertí,
nos cubrió con su opaquísima capa
nos cubrió con su opaquísima capa
de terciopelo.
Fueron entonces las farolas
Fueron entonces las farolas
lejanas todo
lo que yo vi.
Lámparas que se adormecen
lo que yo vi.
Lámparas que se adormecen
en mi visión,
luces alejadas de mi casa
luces alejadas de mi casa
encantada: acudan
a mí.
¡¡Acudan a mí!!
Las cuento desde mi ventana, imaginando
que son suficientes para iluminarme a lo largo
de todo mi vivir.
Mis ojos señalan a las que se enfilan
Mis ojos señalan a las que se enfilan
por la autopista:
esas son las cadenitas
esas son las cadenitas
que de mayor voy a vestir.
"Oh, no, no te hagas mayor" dice una nube
"Oh, no, no te hagas mayor" dice una nube
lo bastante gris
como para que prendan sus faros los coches;
"a mí
como para que prendan sus faros los coches;
"a mí
me gustas así".
Me recoge la noche en sus brazos
Me recoge la noche en sus brazos
cubiertos de tul negro
y me estrecha contra sí, susurrándome
"a mí me encantas así,
que te pueda esconder dentro de mí
porque no eres grande,
ni lo serás nunca, si del sol
y me estrecha contra sí, susurrándome
"a mí me encantas así,
que te pueda esconder dentro de mí
porque no eres grande,
ni lo serás nunca, si del sol
conmigo vas a huír".
Con un filo acariciando mi cuello, me animan a salir
donde las luces eléctricas derritan el hielo
Con un filo acariciando mi cuello, me animan a salir
donde las luces eléctricas derritan el hielo
que se agudiza sobre mí.