¿Por qué no dura más tu abrazo?
Aún cuando los segundos en el mismo se vuelven tan largos,
aún así, quiero rodearte para siempre con un lazo
que nunca te apriete, sino te sujete en el vacío de este espacio.
Sostenerte en mi corazón, como a un pájaro
que me haga con él salir volando;
avivando con sus alas la llama que eleva el globo hasta el estrato
más alto del azul, color de mis brazos;
tomarte conmigo como a un libro sobre un banco,
llevarte a mi hogar
que está en tu regazo.
Pensar que cada anochecer un nuevo segundo me gano,
que tu magnetismo va cediendo un poco más en su rechazo hacia el mío y comienza a asimilarlo
y solo entonces arrimarte más allá de un palmo,
incluso si el llegar a estrecharte me lleva meses, o años,
me iré acercando tan imperceptiblemente como surgen las hojas de su tallo.
Y en tu pecho sentirás mi latido, como si yo misme en ti me hubiese infiltrado
volando a través de la ventana que olvidaste cerrar tras haberte acostado. Como la noche tiñe al día,
Aún cuando los segundos en el mismo se vuelven tan largos,
aún así, quiero rodearte para siempre con un lazo
que nunca te apriete, sino te sujete en el vacío de este espacio.
Sostenerte en mi corazón, como a un pájaro
que me haga con él salir volando;
avivando con sus alas la llama que eleva el globo hasta el estrato
más alto del azul, color de mis brazos;
tomarte conmigo como a un libro sobre un banco,
llevarte a mi hogar
que está en tu regazo.
Pensar que cada anochecer un nuevo segundo me gano,
que tu magnetismo va cediendo un poco más en su rechazo hacia el mío y comienza a asimilarlo
y solo entonces arrimarte más allá de un palmo,
incluso si el llegar a estrecharte me lleva meses, o años,
me iré acercando tan imperceptiblemente como surgen las hojas de su tallo.
Y en tu pecho sentirás mi latido, como si yo misme en ti me hubiese infiltrado
volando a través de la ventana que olvidaste cerrar tras haberte acostado. Como la noche tiñe al día,
con un tinte que en el agua se va soltando formando animalitos enroscados, así de quietamente me iré alargando en derredor de ti, siendo las ondas del lago
tras la piedra haber raspado su piel de cielo espejado.